lunes, 19 de octubre de 2015

Pérdidas

No sé qué será de estos versos,
no sé qué será de esos ojos
que suplican una caricia
cuando necesito encontrar mi infierno.

Me preocupa el Sol,
si saldrá mañana
o tendrá miedo de asomar.

Me asustan las botellas vacías,
las promesas rotas,
los gritos de desconocidos
en otra noche sin luna.

Suelos bañados,
lenguas secas,
ilusiones desgastadas.

Gritos, golpes,
insultos y cortes.
Violencia dentro,
violencia fuera,
rencor roído;
desolación se evoca.

Nace y muere la luz,
crece y llora la vida,
parpadean mis días
y despuntan sonrisas corrompidas.

No sé qué será de mí,
si llegaré a ver amanecer
o alejar mi mente de sus ruidos.

Mi luz entre su oscuridad,
mi instinto entre sus mapas,
mi serenidad,
mi reino,
mi mundo entre planetas.

Tú,
mi universo incomprensible.

Tú,
mi verdad incierta.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Bocanadas de ti

Son las tres de la mañana,
y yo sigo sin dormir
pensando en tu cuerpo
siendo fuego con el mío.

Imagino la poesía,
el vino tinto,
los acordes
de un final sin resolver
en tu espalda
o en un piso de Malasaña.

Imagino un brindis con tus labios,
una promesa eterna de un segundo
con el cruce de nuestras miradas,
un pensamiento inseguro
sobre qué pasará mañana.

Imagino el tacto de la culpa
a través de tus dedos
y la falta de arrepentimiento
en tu respiración acelerada
sobre mi cuello.

Son las tres de la mañana,
yo sigo sin dormir
y entre vino y vino,
se marchó el deseo
de invitarte a venir.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Malos actores

No me gustan esas parejas
que viven encerradas en la rutina,
que esperan un catorce de febrero
para demostrarse el amor a medias.

No me gustan esas parejas
que tienen pánico a los paracaídas,
a los saltos a ciegas,
y les da vértigo la vida.

No me gusta su desidia,
que se acostumbren,
que se callen los te quieros,
que no se maten a besos
que no se gusten a escondidas.

Me gusta tu sonrisa,
cada mañana,
compartiendo
caricias con la mía.

Me gustan tus mejillas de fresa,
bajo los focos,
siempre que me olvido actuar.

Me gusta tu piel mojada
cuando bailamos bajo la lluvia;
me gusta cuando eres tú
la que llueves
y me empapas el alma.

Me gusta perder
las manecillas del reloj
entre tus manos,
y consumir el tiempo,
el fuego,
la cama
y tu aliento.

Me gusta tu paz
cuando hacemos la guerra,
y el amor que pones
cada vez
que me conquistas.

domingo, 19 de julio de 2015

La puerta de atrás

Y se consumió la vela.


Ella salió por la puerta de atrás,
y yo sin saberlo
seguía mirando
su figura junto a la mía,
cayendo de cabeza
por los toboganes de su pelo.

Odio soñar con ella,
odio que ella no sueñe conmigo,
odio que me quite el sueño.

Ella,
sólo ella y sus ojos
son capaces de cegar
a los que un día
volvieron a ver.

La catarsis
que deja su catástrofe,
la carne creada y cremada
como corolario
de una crisis cruel y crónica
a la que sucumbimos.

Ella es la musa que todos
quieren ver pasar por sus versos,
y que salga temprano
con los tacones en la mano.

viernes, 19 de junio de 2015

Al chico angustiado de Alcalá

Con el humo
del despertar en el balcón,
he visto entre tu preocupación
algo de vida queriendo salir.

He visto cómo arrugabas
el periódico de hoy
entre tus dedos empapados,
tus dedos que temblaban
apretando fuerte para que las letras
cayeran al suelo,
y cualquier policía 
las pisotease.

He visto en tus ojos,
un grito de socorro,
y en tus labios,
una lágrima a la fuga.

Tu corbata de doble nudo 
se hacía 
triple 
en tu garganta,
y los ruidos de la sobremesa
con su café, 
te agitaban la respiración 
como a un inocente
en el corredor
de 
la
muerte.

He visto en un segundo 
que no pertenecías 
a este mundo.
Me visto en otro
y bajo a proponerte
entrar al mío.

domingo, 19 de abril de 2015

Puntos.

He llegado al punto,
de pedirte permiso
para perderme en tu desastre.

Y ya luego,
si te apetece,
me buscas por tu cuello.

He llegado al punto,
de querer subir contigo
hasta el décimo cielo;
siete eran pocos
para un ángel como tú.

Y ya luego,
si te apetece,
bajamos de las nubes
a tu cama.

He llegado al punto,
de echar de menos al frío,
para matar entre mis brazos
cada escalofrío que te consume.

Y ya luego,
si te apetece,
hacemos arder Londres
desde tu alcoba.

He llegado a tantos puntos,
que no termino ningún poema
que hable de ti,
y el suspense me mata
cada vez que me atrapa.

He pensado
que el problema está
en que no sé poner punto y final
a nuestra historia.

He pensado
que eres mi único punto débil,
porque cada vez que vuelves,
me partes.

jueves, 19 de marzo de 2015

Decálogo de tus dedos

Tengo un drama,
una duda,
un desasosiego,
un desaliento,
una desazón,
un dolor,
un delirio,
una discordia
dentro de mi mente,
un desvelo de domingo
a las dos de madrugada
del que Dios sabe
que no consigo deshacerme.
Un deseo destructivo
de algo que todavía desconozco.

Dicen diez dogmas,
que es un dardo clavado
donde desenterraste
todos tus días a mi lado.

jueves, 19 de febrero de 2015

Reglas para no sufrir

Un día me dijeron 
que si sigo tapándome los ojos
para mirar sólo con el corazón
acabaré con cataratas en el alma.

Yo les hice caso
y empecé a grabar olvidos
a modo de escudos,
y excusas para no soñar
en otras almohadas.

Un día me dijeron
que las chicas como tú
llevan el desastre
escondido en los hoyuelos
y que te hacen perder
la cabeza, 
los amigos,
la casa, 
el norte,
el mundo
(y los pantalones).

Yo les hice caso
hasta que volví
a encontrarlo todo
cada vez que me lanzaba
al abismo de tus ojos.

Un día me dijeron 
las reglas para no sufrir
y las rompí todas
por sufrir contigo
una noche más.

lunes, 19 de enero de 2015

Recuerdos de una noche

Quiero un mar
junto a tu cama,
para desembarcar
entre tus sábanas.

Quiero un rascacielos
del que tirarme contigo,
con el aliento
del universo en la nuca,
y tu mano en mi cintura.

Quiero arrancar
todos los candados de los puentes,
y ponerlos entre tú y yo,
para no separarnos jamás.

Quiero lluvias de verano,
mientras corremos por Gran Vía,
surcando coches como travesía.
Quiero sol en las terrazas
y lunas en los balcones,
quiero tirar piedras a tu ventana
y que de mí por fin te enamores.

Quiero años a la espalda,
me da igual envejecer
si en el porche de mi alma,
me acompañas hasta el anochecer.

Quiero que desaparezcan los trenes
que te quedes a vivir conmigo,
y que durmamos escondidos entre andenes.

Quiero susurros,
suaves,
que insinúen un vals
con tus besos,
quiero saber
cómo saben
si son sinceros;
y me sonríes.

Quiero perder la voz
de gritar tu nombre,
no perderte en un baúl
de recuerdos de una noche.